Yo soy Pony, la protagonista de una trágica historia de maltrato animal. Viví durante seis años encadenada en un burdel en Borneo, Indonesia. Me depilaban y me drogaban para después explotarme sexualmente, hasta que por fin la organización Borneo Orangutan Survival Foundation me rescató. Necesitaron ayuda del ejército y el gobierno ya que los dueños del burdel se negaban a soltarme.
Una vez liberada necesité un largo tratamiento médico por todas las heridas y signos de abuso que mostraba mi cuerpo. Durante los primeros meses era incapaz de acercarme a hombres o a orangutanes machos por todo el trauma que sufrí, pero poco a poco fui recuperando la confianza. Aunque nunca podré ser una orangutana salvaje vivo en un ambiente seguro donde puedo tener una vida digna.
Al menos todo mi sufrimiento ha servido como un llamado para la lucha por la protección de los animales.